viernes, 7 de marzo de 2014



2 Evaluación
Álvaro Moreno


¿Por qué las mujeres no competían en las primeras Olimpiadas modernas?
Cuando se restauraron los Juegos Olímpicos en Atenas en 1896, los organizadores, lógicamente, tomaron como modelo las antiguas Olimpiadas.
El antiguo festival en honor a Zeus tenía un fuerte elemento religioso. Estaba dedicado sólo a los hombres, que competían desnudos. Con pocas excepciones, a las mujeres no se les permitía participar, ni siquiera como espectadoras. Si alguna desobedecía la regla, podía ser condenada a muerte.
En las primeras Olimpiadas modernas se permitió a las mujeres presenciar las competencias, pero no participar. Hasta los Juegos de Amsterdam en 1928, las mujeres sólo competían en deportes como golf, tenis, natación y esgrima; pero había muy pocas competidoras.
En Amsterdam, a las atletas se les permitió participar, por primera vez, en los deportes de pista y campo, que incluían una carrera de 800 m que causó gran controversia: después de terminar la prueba, muchas competidoras se desmayaron.
Los más tradicionalistas se apoyaron en ese resultado para subrayar que a las mujeres no debía permitírseles competir. El presidente del Comité Olímpico Internacional, Baillet-Latour, insistió en que se regresara a las Olimpiadas donde sólo competían hombres. Otros dijeron que, dada su fragilidad, las mujeres no eran capaces de afrontar pruebas de resistencia física que "las hacían envejecer prematuramente".
Las feministas señalaron que en las carreras para hombres también los competidores se desmayaban por el cansancio. De hecho, si no lo hacían, se les acusaba de "no hacer su mayor esfuerzo".
Los conflictos siguieron y, como resultado, los Juegos Olímpicos no tuvieron carreras para mujeres más largas de la mitad de la pista, o sea, 200 m, sino hasta 1964, cuando Betty Cuthbert de Australia ganó los 400 m.
Los 1,500 m se introdujeron en Munich en 1972; los 3,000 m y el maratón en Los Ángeles, en 1984. Las carreras largas para mujeres se han complementado con las competencias de natación, así que hoy día no hay gran diferencia entre los programas para mujeres y para hombres.
¿Las mujeres eligen el deporte como actividad propia o lo hacen para demostrar que en ese campo tradicionalmente masculino también pueden desarrollarse? Patrones y acervos culturales indican un papel masculino y uno femenino diferenciados y pautados según épocas, usos y costumbres.
 Se espera de las mujeres una diferencia en cuanto a rendimiento, expectativas de éxitos, menor aptitud para la agonística o arte de la  lucha atlética, la competencia, el entrenamiento, y por el contrario, mayor aptitud para la creatividad e intelectualidad, y la sensibilidad.
El rendimiento deportivo está marcado no sólo por las diferencias biológicas, sino que se incrementan con las diferencias psicológicas, sociológicas y culturales
Las mujeres desarrollan el mismo interés por los deportes que los hombres, al igual que en otras tantas actividades y profesiones.
Lo que se debería analizar es lo siguiente: si las mujeres que se acercan a la práctica deportiva lo hacen por estar de acuerdo con esos valores y modelos que se cultivan alrededor de las competencias, ó si la búsqueda del éxito del mejor tiene valor dentro de la nueva identidad femenina que no deja de mutar acorde avanzan los tiempos.

En resumen:
 El deporte competitivo debe ser considerado como una actividad más entre las demás, en la que la mujer pueda desarrollarse al igual que los hombres, como en la política, las ciencias, y todas las demás actividades, con igualdad de oportunidades para lograr los mejores resultados. Y la imagen de los deportistas debe ser eso simplemente: un o una deportista que intenta lograr lo mejor de sí mismo, al igual que la mayoría de los seres humanos. Lograr salud y condición física, en concreto.


Historia del Maratón
La idea de una carrera de maratón fue inspirada por la leyenda de Filípides, un corredor profesional quien supuestamente llevó la noticia de la victoria griega sobre los persas en la batalla de Marathon en el año 409 A.C. En su llegada a Atenas, gritó "Alegraos, hemos vencido!" y luego cayó muerto, exhausto. Actualmente no hay evidencia que este incidente dramático haya tenido lugar alguna vez. El historiador del quinto siglo A.C., Heródoto, quien desarrolló jugosas anécdotas de la época y escribió sobre la batalla de Marathon, no menciona en ningún momento nada sobre la hazaña de Filípides. La historia no apareció escrita hasta el segundo siglo D.C. – más de 600 años después de que el supuesto hecho ocurriera. La carrera más larga incluida en los antiguos Juegos Olímpicos Griegos era de solamente 4.614 metros.

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