El cristianismo
comenzó entre un pequeño número de judíos. En el libro de los Hechos de los Apóstoles 1:15 se
mencionan cerca de 120. En el siglo III, el cristianismo creció hasta convertirse en la
congregación dominante en el norte del
mundo mediterráneo. También se extendió de forma importante al este y al sur
del Mediterráneo. Esta sección examinará aquellos primeros 300 años.
Los hechos que acontecieron en los primeros
años del cristianismo se relatan en el libro de los Hechos de los Apóstoles.
Actualmente se cuestiona la veracidad de algunos de estos relatos debido a la
gran proliferación de libros falsos sobre los Hechos (o Actos) de los apóstoles
que abundaban durante el cristianismo primitivo, pero la mayor parte ha
mantenido la esencia del mensaje, confirmado por evidencia arqueológica
reciente.
La Iglesia cristiana primitiva
El concepto "judeocristianos primitivos" es utilizado a menudo al
discutir sobre el cristianismo primitivo. Jesús, sus doce
apóstoles, los ancianos y la mayor parte de sus seguidores eran judíos. Así como los
3000 convertidos en Pentecostés luego de la crucifixión descrita en los
Hechos de los Apóstoles 2, donde todos los judíos, prosélitos y todos los
convertidos al cristianismo eran no gentiles antes de la conversión del oficial romano Cornelio por Simón Pedro en Hechos 10, quien es considerado según la
tradición como el primer gentil en ser convertido al cristianismo. La más
grande división en el cristianismo antes de ese tiempo se presentó entre los
judíos helenísticos y no helenísticos o los de habla griega y los de habla
aramea (Hechos 6). Sin embargo, después de la conversión de Cornelio y su
aceptación como cristiano, ahora existía otro grupo, los cristianos gentiles.
Como un movimiento escatológico, anticiparon que
los gentiles se transformarían al Dios de Israel como lo profetizaba Isaías en los versículos
56:6-8. El Nuevo Testamento no utiliza el término
"gentil-cristiano" o "judío-cristiano", en cambio Pablo escribe en contra de aquellos quienes estaban
circuncidados, quienes se separaban de los no circuncisos: "En esta nueva
naturaleza, no hay griego ni judío, circunciso ni incircunciso, bárbaro,
escita, esclavo ni libre, sino que Cristo está en todo y en todos"
(Colosenses 3:11).
Circuncisos y no
circuncisos se interpretan generalmente como judíos y griegos respectivamente, siendo estos últimos quienes
predominaban. Sin embargo, esto es una simplificación excesiva de la provincia
de Judea del siglo I debido a que existían algunos judíos que no
seguían circuncidándose, y que algunos griegos (llamados prosélitos o
judaizantes) sí lo hacían además de otros tales como egipcios y etíopes.
Final de la etapa apostólica
Hacia el año 62, el sumo sacerdote del judaísmo, Ananías, hizo arrestar a Santiago, que encabezaba la Iglesia de Jerusalén y le ajustició. Uno de sus hermanos, Simón, fue llamado a sucederlo, pero la situación política
de Israel se agravaba y los conflictos internos del judaísmo eran cada día
mayores. Se cree que Pablo fue decapitado y Pedro fue muerto crucificado boca
abajo en Roma durante la persecución por parte de Nerón. Al final del siglo I, de los apóstoles
originales vivía tan solo Juan, que se había trasladado a Éfeso, cuya iglesia se considera madre de muchas de Asia
Menor y Grecia, donde se manifestaban brotes gnósticos.
Con el emperador Vespasiano, el cristianismo siguió extendiéndose, hasta que en
el año 90 con el imperio bajo el emperador Nerva (de
quien dice su biógrafo Xifilino que
«no permitió que se acusase a nadie por haber observado las ceremonias de la
religión judaica o haber descuidado el culto de los dioses»), pudo regresar
Juan a Éfeso, y pocos años después falleció, a edad muy avanzada. Con su muerte
(hacia el año 100) concluye la etapa apostólica.
La Didajé y otros escritos de los Padres Apostólicos documentan las principales prácticas de la iglesia primitiva.
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