lunes, 7 de abril de 2014

Calendario Griego y Romano, Álvaro Moreno



Calendario Griego

La expresión calendario helénico designa los distintos calendarios utilizados durante la Antigua Grecia, entre los cuales el calendario ático es el más conocido. También puede referirse a las actividades realizadas por los griegos en el transcurso de un año o de una olimpiada.

  •   El calendario ático, en vigor en Atenas en la Antigüedad Clásica, es el más conocido de los calendarios griegos. Es de tipo lunisolar.

El año ateniense se componía de 12 meses lunares. Al principio, cada mes contaba con 30 días. En consecuencia, se hizo un ajuste con el ciclo lunar, alternando un mes de 29 días y uno de 30 días. Esto da un año de 354 días, es decir 11 días menos en relación con el año solar. Para remediarlo se intercaló un decimotercer mes de 30 días después de cada segundo año lunar. Es lo que se llama un ciclo trierético. A cada año de 13 meses se le llama embolístico, nombre que recibe precisamente del mes que es añadido (mes embolístico).
Otros ciclos han sido igualmente considerados en el curso de la historia ateneniense. Así, Metón de Atenas, bajo Pericles, pone a punto un ciclo de 19 años (véase ciclo metónico). Calipo de Cícico, en el siglo IV a. C., inventa por su parte el ciclo de 76 años.



Calendario Romano

Según la tradición romana, el origen mítico del antiguo sistema para dividir el tiempo se debió al primero de los reyes, Rómulo. Se utilizó en la Antigua Roma hasta el 46 a. C. con la implementación del calendario juliano.
Los pueblos romanos primitivos tenían diferentes calendarios lunares, cada uno con su propio número de meses, su propia duración del año y de los meses, por ejemplo, los habitantes de Alba Longa tenían un calendario de 10 meses, de 18 a 36 días cada mes; los de Lavinia tenían otro de 374 días distribuido en 13 meses; los etruscos tenían meses basados en la luna llena.
Según la tradición, el calendario romano fue creado durante el reinado de Rómulo, fundador de Roma. Comprendía diez meses lunares, de marzo a diciembre. Entre diciembre y el comienzo del año siguiente había un período que no correspondía a ningún mes, dado que era el periodo en que no había labores agrícolas. El año por tanto duraba alrededor de 304 días o bien 10 meses lunares.
Posteriormente se realizó una reforma atribuida por la tradición al rey Numa Pompilio, segundo rey de Roma. Se modificó la duración de los meses para que duraran 29 y 31 días alternativamente y se añadieron dos meses adicionales entre diciembre y marzo: enero y febrero. Desde mediados del siglo ii a. C., el año, que hasta entonces había empezado en el mes de marzo, pasó a comenzar en enero. Así el año pasó a durar 365 días: febrero tenía 28 días, marzo, mayo, julio y octubre 31, y el resto 29, dando un total de 355 días. Como después de la reforma de Numa Pompilio las cosas no se arreglaron, ya que seguía el calendario lunar oficial desfasado con el curso estacional, basado en el ciclo solar, se optó por añadir cada cuatro años dos meses, uno de 22 y otro de 23 días, denominados Intercalares.

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